La vida extraterrestre (entiéndase de la forma correcta, es decir, nada de ciencia-ficción… sino lo que hace referencia a lo que se encuentra fuera de la Tierra) es algo plausible pero que no está probado aún. Por mucho que algunos se empeñen en defender aquello de que están entre nosotros, nos vigilan o que intentan hacer un híbrido… lo cierto es que no existen pruebas concluyentes sobre el particular.
Llegados a este punto, quisiera aclarar que esto no quiere decir que no crea que existe vida fuera de nuestro planeta, sino todo lo contrario. Siempre me gusta hacer de abogado del diablo en cuestiones de este tipo, creo que es la única forma de generar un poco de imparcialidad… esa imparcialidad que personas del bando “creyente” y del “escéptico (por decirlo de alguna manera) carecen y que es tan importante para el avance de la Ciencia. La vida se generó en nuestro planeta gracias a multitud de variantes que confluyeron en un momento determinado en medio del silencio del espacio: temperatura, agua, descargas eléctricas, presencia y combinación de aminoácidos, presión, gravedad y un largo etcétera. Por eso se hace muy cuesta arriba pensar que ahí fuera haya pasado lo mismo en algún planeta perdido de la mano de dios.
Pero también hay que pensar en eso de la inmensa cantidad de soles que existen sólo en nuestra galaxia, y si eso lo multiplicamos por las galaxias conocidas, nos da miles de millones de posibilidades de que en uno de esos soles haya un planetillo hermano de la Tierra. Y eso sin contar las posibilidades del universo que aún no conocemos. Podemos imaginar cientos, miles de mundos habitados por formas de vida que se nos pueden antojar inverosímiles. Hay que tener en cuenta que la vida, tal y como la conocemos está basada en el carbono pero… ¿qué pasaría si se basara en otro elemento? Una posibilidad que se baraja es el silicio, muy parecido al carbono. No hablamos de hombres de arena ni de perros de cristal, sino de otras formas mucho más difíciles de imaginar. Parémonos a reflexionar sobre la forma posible que podrían tener:
-
A lo mejor no necesitan ojos debido al aumento de radiación solar en su planeta por una atmósfera enrarecida de algún gas letal para nosotros.
-
Puede que se comuniquen por señales telepáticas o infrasonidos que se transmitan a través de sus huesos, pero no haría falta que se tocasen por su desarrollada sensibilidad para recoger las imperceptibles ondas sonoras.
-
Quizás su cerebro se encuentre menos desarrollado que el nuestro (siempre en términos generales) no porque sean inferiores, sino porque en su evolución no necesiten avanzar hacia una mejora de sus capacidades intelectuales. O simplemente, su sistema nervioso sea parecido al de las plantas.
-
La forma humanoide no tendría que ser la suya, ya que si tienen otras características en el planeta, su cuerpo se adaptaría evidentemente a éstas. Por este motivo podemos imaginar desde grandes masas informes que se desplacen reptando por el suelo debido a una tremenda gravedad planetaria.
-
Su atmósfera carente de oxígeno podría originar una evolución de su sistema respiratorio en el que aprovecharan otro gas como fuente de vida, sería algo parecido al efecto de las plantas y su conversión del dióxido de carbono, sólo que sin oxígeno no puede haber dióxidos, sino que podrían respirar trinitrotolueno y que sus “pulmones” funcionasen de un modo similar a un pistón de un motor de explosión.
Y esta imaginación puede dispararse aún más si tenemos en cuenta las múltiples dimensiones existentes. En el multiverso posible, pueden existir universos con múltiples variaciones en cuanto a las leyes físicas que los rijan, por lo que ya puede existir cualquier cosa.
Por lo pronto, yo voy a seguir mirando hacia arriba a ver si veo algún frisbee con lucecitas de colores encima de mi cabeza. Y para que más de uno se forte las manos e imaginando lo que allí puede haber… les dejo una imagen que corresponde al primer planeta extrapolar confirmado: