Más veloz que un Airbus A380…
Con más reflejos que un espejo…
Más fuerte que 15 levantadores de piedras vascos…
Así es un superhéroe. Desde siempre, el hombre ha soñado con ser especial entre los demás, de destacar de alguna forma… pero, que conozcamos, las variaciones de habilidades entre diferentes sujetos son mínimas. Aún así, todavía seguimos esperando ese hombre con capita que sobrevuela la ciudad en busca del malo malísimo que viste aún más hortera que el bueno de la peli. Y es que los trajes también hacen de atractivo en toda la parafernalia del superheroísmo. Es imprescindible que la cara tenga algún aditamento que impida reconocer al héroe. Lo mismo da que sea una máscara, antifaz, casco… salvo supermán que va de chulo con sólo quitarse las gafas y dejarse un ricito, pero bueno, allá cada cual.
Un superhéroe debe tener poderes, o bien algún cacharro que sirva para tal fin, como Batman, Rocketeer o Iron Man, que sólo son pringadillos como nosotros pero con unos cinturones y chismes muy chulos que hacen que vuelen, trepen, salten o tengan una fuerza por encima de la media. De todas formas, lo normal a la hora de convertirse en superhéroe es que te hayas convertido por un error científico, siendo lo más habitual el elemento radioactivo. De hecho, por los comics sabemos que lo único que pasa si te pica una araña mutante, se te cae un barril de uranio enriquecido encima o cualquier cosilla del estilo… suele pasar que resurjas de los escombros con unos músculos de caballo y con el poder de volar con tan sólo alzar la manita. Bueno ,también hay que decir que puedes convertirte en superhéroe en caso de ser extraterrestre o semidios, pero eso ya es más difícil… donde esté una cucharadita de plutonio a tiempo…
¿Y el traje? Como decíamos, esa es una de las partes más chulas. Ya puedes ir por ahí con los calzoncillos por fuera del pantalón, unas mallas ajustadas y una capita de colorines… que nadie te va a decir que te escapaste de la carroza estrella del desfile del día del orgullo gay. Pero lo que nadie piensa es en cómo cuidar un traje de esos. Sabemos que Batman tiene varios ahí en su Batcueva a salvo de polillas y ratas pero… ¿y los demás? Si tu traje es de tela, es decir, que no es como Iron-Man que lo tiene en plan robot de quita y pon, ¿cómo hacen los superhéroes para tener el traje siempre a punto? ¿es que existe una tintorería especializada en trajes de superhombres? Ya imagino los carteles: “limpieza de trajes en una hora, consulte sin compromiso precio de capas y botas” o también “no nos responsabilizamos de los efectos mágicos y/o mutantes que se produzcan en los trajes por batallas ocurridas con anterioridad a la limpieza”. ¡De locos! Pero es que, además, hay que pensar que esos trajes tienen que romperse muchísimo, ya no hablamos de Hule que cada vez que se vuelve de color menta tiene que comprar pantalón y camisa nuevos, lo que nos referimos es a balazos, desgarros, espadazos, explosiones nucleares, quemaduras producidas por luchas en la superficie del Sol y otras cosas habituales para un superhéroe. ¿Quién puede remendar tan perfectamente esos trajes para que al día siguiente estén impolutos? Claramente las madres de los superhéroes. Vaya mi reconocimiento hacia esas madres que con esmero pasan las noches en vela remendando calcetines de acero y guantes de titanio para que su niño esté guapo a la mañana siguiente. “Venga Spidy pruébate ya la máscara y deja de jugar con la red esa anda”, o también “Oye ¿estás seguro de que quieres una S en el traje? ¿no quedaría mejor una cosa así como un rayo o lo que sea?”… madres.