Algunos franceses tienen prohibido morirse (el mundo está loco)

25 04 2008

Esta noticia se podría incluir perfectamente dentro del post que realizamos sobre leyes absurdas, aunque nos ha parecido conveniente extendernos en esta “joya legislativa” porque es un claro exponente de cómo está el mundo de loco.

El título de estas líneas son bastante explícitas: “algunos franceses tienen prohibido morirse”, ahí es nada. Esto surge a partir de un bando municipal emitido por el propio alcalde de una pequeña ciudad del suroeste francés, Sarpourenx. Al parecer, esta “drástica” medida, a la postre un pelín excéntrica, ha visto la luz porque en el camposanto de la ciudad no hay más sitio donde los fallecidos puedan reposar sus huesudos traseros. Se podría pensar en que lo más sencillo sería ampliar el cementerio en lugar de retar a la de la guadaña, pero parece que un tribunal ha denegado la expropiación del terreno necesario (unos 5000 metros cuadrados), dejando el “tumbódromo” con sus apenas 400 metros cuadrados.

Al final, al buen edil no se le ha ocurrido otra cosa que protestar de esta forma, y pensando en una forma de solucionar el problema, supongo que entre delirios se me ocurrió una teoría que hoy quiero compartir con vosotros, a riesgo de que se me tache de loco (aunque probablemente tengáis razón): yo creo que sería mucho más fácil una medida más sencilla y con la que la Muerte puede seguir tranquila de que va a cubrir su cuota de negocio: se trataría de alquilar, o incluso comprar una casa/edificio/habitación en el pueblo más cercano. Cuando se tuviera prevista la muerte de algún vecino, tan sólo habría que trasladarlo al otro pueblo, teniendo que cargar éstos con todos los gastos. En principio puede sonar algo absurdo, incluso puede que muy absurdo, por no hablar del egoísmo que denotaría esta acción, pero si se destinaran unos fondos municipales a sufragar los gastos funerarios del otro pueblo, seguro que los vecinos no se quejaban tanto, además que ese tipo de acciones desgrava Hacienda…

También está el problema de que alguien fallezca de forma súbita, por ejemplo, en un accidente de tráfico. Para solventar este “contratiempo”, el ayuntamiento podría plantearse distribuir sistemas de protección extra para los vehículos que se encuentren en la ciudad. Así, el negocio de los sistemas de protección tales como paragolpes o airbags puede florecer como un nuevo tipo de industria de la ciudad, puede que con el tiempo se convirtiese en una potencia que exportase sus productos a otros países, y más aún sí tenemos en cuenta que habrían productos que completarían esta protección, tales como calzada realizada en compuestos a base de goma, esquinas de los edificios recubiertas de espuma, servicio de protección de accidentes fortuitos (ramas de árboles que se caen, cristales rotos, etc.). Así esta ciudad se convertiría en un pequeño “búnker protector” y, con ello, seguro que el reclamo turístico estaría asegurado.

Pero este trasiego de personas “forasteras” conlleva un peligro extra derivado de automóviles que no tengan esta protección añadida, pero esto se solucionaría con la prohibición de circular con vehículos que no pagasen el impuesto de circulación de esa ciudad. O puede que la solución fuera erradicar cualquier vehículo de la ciudad, aunque eso supondría más problemas que los otros métodos planteados.

Por otro lado, los “forasteros” a los que nos hemos referido también suponen un peligro potencial, si bien un reforzamiento policial significaría que los delincuentes que pudieran acudir lo tendrían muy difícil para actuar.

Así que, debido a la prohibición de expropiación de más terreno del cementerio, puede que la ciudad se convirtiese en todo un centro de ocio y peregrinación a nivel internacional, con lo que el imperio económico resultante podría ser comparable con una nueva Las Vegas, aunque en “versión seguridad”. El negocio está ahí, sólo queda que el alcalde de Sarpourenx recoja el testigo. No dudamos de que los inicios serán duros y que exigirá un esfuerzo de toda la ciudad, pero la tasa de creación de nuevos empleos y la ingente cantidad de dinero que entraría en la ciudad seguro que compensa cualquier esfuerzo.